Todos conocemos a alguien que se cree un genio de las finanzas porque encuentra «gangas» en cada esquina. «Yo me hice la web por 50 euros», dice con orgullo. Spoiler: su web parece hecha en 1998 y tarda más en cargar que el Windows 95.

En diseño, fotografía, branding y cualquier cosa que implique imagen de marca, el mantra es el mismo: EL BARATO SIEMPRE SALE CARO. Porque una imagen cutre te cuesta clientes, credibilidad y, al final, dinero. Así que, si sigues pensando en contratar al primo de tu cuñado porque «se apaña con el Photoshop», aquí van unas razones para que te lo pienses dos veces antes de tirar tu negocio a la basura.

1. TU MARCA ES TU PRIMERA IMPRESIÓN… Y NO HAY SEGUNDAS OPORTUNIDADES

Vivimos en la era del scroll infinito. La gente no va a perder el tiempo en una marca que parece sacada de un PowerPoint del instituto. Si tu logo es una chapuza, tu web no carga o tus fotos parecen sacadas con un Nokia del 2005, los clientes potenciales no van a pensar «qué entrañable», van a pensar «próximo».

2. LOS PROFESIONALES SABEN LO QUE HACEN… TU VECINO, NO

Sí, el hijo de tu vecino hizo un cursillo de Illustrator en YouTube y ahora se cree diseñador gráfico. Pero diseñar una imagen de marca no es hacer un dibujito bonito, es transmitir confianza, valores y profesionalidad. Un profesional te dará una identidad sólida, reconocible y que funcione en todos los formatos. Tu vecino… bueno, te hará algo que probablemente ni siquiera tenga los colores bien calibrados.

3. LO QUE AHORRAS AL PRINCIPIO, LO PAGAS DESPUÉS (Y CON INTERESES)

La clásica historia: contratas al barato, el barato lo hace mal, tienes que pagar dos veces para arreglarlo. O peor, te das cuenta de que has perdido oportunidades porque tu imagen no transmite confianza. ¿Resultado? Más gasto, más estrés y más tiempo perdido. Y en los negocios, el tiempo es dinero.

4. EL BARATO NO TE DA SOPORTE, TE DEJA TIRADO

¿Te ha pasado eso de que alguien te hace un trabajo por cuatro duros y luego, cuando necesitas un cambio o un ajuste, ha desaparecido? Los profesionales no solo te entregan un trabajo de calidad, sino que están ahí para ajustes, mantenimiento y soporte. Tu vecino, en cambio, estará ocupado con sus exámenes o se habrá aburrido de jugar a diseñador.

5. LA CALIDAD SIEMPRE SE NOTA (Y VENDE MÁS)

Si inviertes en una buena imagen de marca desde el principio, tu negocio parecerá sólido, fiable y profesional. Eso se traduce en más clientes, más confianza y más ventas. Porque al final, lo que más caro sale no es pagar a un profesional… sino parecer un amateur en un mundo de profesionales.

Así que la próxima vez que pienses en ahorrarte unos euros con un «apaño», acuérdate: el barato siempre sale caro. Y si no, nos vemos en unos meses cuando vengas desesperado a pedir que te arreglemos el destrozo.